Pendiente de lo que pase dentro de unas horas, me declaro fan incondicional de Carl(it)os Alcaraz.
Al margen de ser el siguiente representante del tenis español, ha conseguido pegarme a la televisión para vivir un partido de tenis de infarto.
Lo que hizo ayer contra Djokovic es similar a la épica del Real Madrid en Champions. Él mismo parece darse cuenta al escribir en el cristal de la cámara que "un partido en Madrid es molto longo".
El día anterior había ganado a su ídolo de la infancia, el 13 veces ganador del Roland Garros, dueño de la tierra batida, en su terreno.
Los golpes cortados para dejar la bola a centímetros de la red, las carreras de extremo a extremo de la pista, los golpes ganadores desde mitad de pista. El chaval, porque no olvidemos que tiene solo 19 años, es un deleite para los ojos del aficionado al tenis.
Lo único que delata la falta de experiencia es el apresurarse en puntos donde puede saborear la victoria, o el break, cuando se pone 0-30 en el saque del número 1 del mundo. Pero incluso perdiendo ese juego, tiene la capacidad de relajarse y pensar fríamente, sacando un juego a 0 en su saque.
Las lecciones no solo las dan en el colegio, también las puedes ver por la televisión. O si tienes suerte como mi amigo Edu, te tocan entradas en el sorteo de Marca.
A por Zverev. Con cabeza, corazón y cojones.
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